martes, 31 de julio de 2007

Vida de vacaciones.

Tras haber asumido que las maletas no iban a estar con nosotros -al menos durante el viaje- nos decidimos a regatear en el Gran Bazar. La cosa es bastante fácil, los vendedores -hay miles- hablan cualquier lengua del planeta y basta con decir que algo no te interesa para que se ofusquen y te lo ofrezcan repetidas veces bajando el precio de una manera considerable. Si al final te interesa el artículo pones cara de estreñido y pagas al tipo como si le hicieses un favor, a continuación te vas con la sensación de haber timado a un vendedor que seguramente te habrá tomado el pelo. En este lugar -el Gran Bazar- puedes comprar de todo, yo me decanté por calzonzillos, calcetines y alguna camiseta -todo de lo más falso- que supuse que bastaría para pasar una semana en terreno extranjero. La verdad es que creo que acerté, no se necesita mucho para subsistir en tierras infieles. De esta manera pasaron los días hasta nuestro regreso.

Pipas en el Gran Bazar.

Pañuelos.

Estos maniquíes estaban por todas partes. Dan un poco de miedo.

Más maniquíes.

Y lámparas.



Inma poniéndose unos calcetines turcos.

No hay comentarios: