miércoles, 21 de julio de 2010

Un mes (y pico) de iPad

Después de un tiempo considerable con el Ipad creo que estoy en condiciones de contar cuáles están siendo mis impresiones sobre su uso y sobre los temas que más polémica causaron cuando todavía nadie tenía el aparato entre sus manos. Para empezar estoy completamente de acuerdo con el razonamiento que sostiene que no es un ipod grande, igual que un autobús no es un coche grande y otros millones de ejemplos posibles. El tamaño de la pantalla hace que el uso de aplicaciones iguales o similares a las de sus hermanos menores (soy asiduo del iPod touch) se convierta en una experiencia totalmente diferente. Un caso concreto es el de la aplicación de mapas, que cobra una nueva dimensión en su uso, para mí una de las más útiles de las que tiene el iPad. Como lector de libros (oh!, anatema) es muy bueno y no, no cansa la vista como afirman miles de personas en foros diferentes. Da igual leer media hora o doce, no cansa la vista (lo voy a poner otra vez por si no queda claro). NO CANSA LA VISTA. Las aplicaciones para lectura, (al menos las que yo uso, iBooks, Wired, Zinio y Marvel) son excelentes (no he vuelto a pagar por una sola revista, cómic o libro en papel desde que tengo el iPad) y me permiten comprar (o descargar de algún "amigo" en la red) lo que quiero leer en cada momento, desde el sillón de mi casa o desde un bar al lado de la playa. Mención especial a la nueva experiencia en que se convierte leer en iBooks, por el hecho de poder agregar notas a la lectura y tener internet a un toque de índice. Me explico; como sabemos no son iguales todos los libros (hasta aquí es obvio), no es lo mismo leer Crepúsculo que Bartleby y Compañía (con todo el respeto para los diferentes lectores, ya que no considero que haya ningún tipo de literatura superior). Cuando Vila Matas escribe sobre autores del "no" y afirma "Después del gran vidrio, Duchamp se había quedado sin ideas, así que en lugar de repetirse dejó de crear sin más.", yo quiero ver ese "Gran vidrio" (por que existe y porque soy curioso, como el resto de los mortales), así que puedo hacer una anotación en el párrafo para luego buscarlo o iniciar la búsqueda en ese mismo momento (recomiendo lo primero, para no interrumpir la lectura). Esto mismo se puede hacer extensivo para lecturas sobre música (me pasa mucho al leer al autor antes citado, a Manuel Vicent o Félix de Azúa) en las que se refieren con frecuencia a obras concretas o compositores de su agrado (y tal vez del mío una vez que los haya escuchado) Es posible usar iTunes para buscar y escuchar un fragmento (o toda la pieza si la compro) y poder oír lo que leo. Estas anotaciones también sirven como puntos de arranque de escritura (este post, por ejemplo surgió de una lectura sobre la biblioteca Brautigan de volúmenes nunca publicados, ¿puede alguien leer sobre esta biblioteca sin sufrir efecto alguno?) o de creación en general. No me imagino a nadie escribiendo en sus libros y menos en un avión rodeado de personas que pueden avisar a la azafata para que les aleje del "loco" que marca con post it y escribe en los márgenes. Otro aspecto sin discusión posible es la posibilidad de transporte, sólo en libros (sin contar revistas o cómics) he llevado once ejemplares para mis vacaciones de verano (no es que me pase todo el día leyendo, pero me gusta alternar lo que leo y soy de los que abandona una lectura con facilidad), luego habrá alguien que diga que el iPad es pesado... Esto no significa que no lea en papel, está claro que mi iPad no se acerca a menos de un par de millas de la arena de la playa o de cualquier otro foco de mierda, no soy nada radical (sí un poco neurótico) y no tengo ningún problema en usar todos los formatos de lectura a mi alcance. Los aspectos negativos que encuentro son algunos, la pantalla se ve fatal con luz solar directa, me encantaría que la batería tuviese un tiempo de carga menor (lo he solucionado comprando el soporte de carga y la aplicación "Night Stand HD", que convierte el iPad en un reloj despertador, lo recomiendo, mientras duermes se recarga) y el inevitable hecho de tener que dar explicaciones varias cada vez que se usa en público, incluso a un alemán en el aeropuerto de Lanzarote... En fin, ¡no sin mi iPad!

 

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