Otro icono más de las Américas. Sobre él hay dos aspectos a destacar. El primero es que es grande y el segundo es que es grande, lo que unido a su nombre nos sirve para hacernos una idea de lo grande que es. En realidad no, no basta con que te cuenten que es inmenso y que impresiona verlo, hasta que no lo ves no lo crees (podría ser el Cañón de Santo Tomás, pero esta vez podría meter bastantes más dedos en él). Para esta excursión, fuimos en una avioneta (como las del Equipo A, pero sin tiros ni piloto loco, una pena...) en la que pasamos más de una hora sobrevolando en línea recta la zona del cañón y este no se terminaba nunca. Lo más curioso de todo es como las audioguías trataban de impresionarte con datos sobre su tamaño, en unidades que no comprendíamos; "tengan en cuenta que si quisiésemos asfaltar el curso del río, tendríamos que usar miles de millones de galones de concreto...". Vano esfuerzo, todo el mundo sabe que en España llevamos una década utilizando como unidad de referencia el campo de fútbol, lo correcto habría sido algo así; "el curso del río es tan impresionante que a Cristiano Ronaldo le costaría un par de semanas recorrerlo al trote...". Que tomen nota para la próxima.
Es muy importante que el avión salga a las cinco de la mañana, no sea que de día no vuele...
¡Que nos vamos!
Así es el aparato a la luz
La verdad es que es grande
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